manías
Hoy, sentada en el metro, he aprovechado una factura arrugada de visa para escribir diez de mis manías. Mientras, el señor que iba sentado a mi lado iba mirando de reojo y yo, a su vez, iba ladeando el papel. Ahora escribiendo aquí me estoy dando cuenta de que esa es otra manía. No soporto que haya alguien mirando por encima mío lo que estoy escribiendo o leyendo. Hablando de leer, siempre empiezo el periódico por el final.
Me gusta acariciarme las pestañas, me relaja mucho. Es algo que hago desde que era inconsciente; ahora lo sigo siendo un poco y tengo el vicio adquirido de acariciarlas hacia arriba y hacia abajo. Es muy útil pues me ayuda a dormir y me relaja cuando estoy nerviosa. Antes me mordía mucho las uñas, mis dedos parecían muñones. El año pasado dejé de hacerlo y no lo echo nada de menos.
Siempre me fumo uno antes de acostarme. También me ayuda a dormir. Sigo pensando que hay cosas que me ayudan a dormir cuando posiblemente las he convertido en rituales que me hacen creer que así me voy a dormir de verdad.
Suelo desenredarme el pelo boca abajo. Ignoro porqué. Tengo el pelo largo pero siempre acabo recogiéndomelo. Y cuando lo dejo suelto no paro de estirarlo con los dedos para que se ondule lo menos posible, algo casi inevitable cuando tienes el pelo ondulado. A veces casi lo consigo.
Me gusta cantar cuando nadie me oye. Con frecuencia imagino historias con personajes reales. Bueno, supongo que eso de una manera u otra lo hacemos todos un poco.
Recupero papeles arrugados e inservibles y escribo toda clase de tonterías en ellos.
Me gusta acariciarme las pestañas, me relaja mucho. Es algo que hago desde que era inconsciente; ahora lo sigo siendo un poco y tengo el vicio adquirido de acariciarlas hacia arriba y hacia abajo. Es muy útil pues me ayuda a dormir y me relaja cuando estoy nerviosa. Antes me mordía mucho las uñas, mis dedos parecían muñones. El año pasado dejé de hacerlo y no lo echo nada de menos.
Siempre me fumo uno antes de acostarme. También me ayuda a dormir. Sigo pensando que hay cosas que me ayudan a dormir cuando posiblemente las he convertido en rituales que me hacen creer que así me voy a dormir de verdad.
Suelo desenredarme el pelo boca abajo. Ignoro porqué. Tengo el pelo largo pero siempre acabo recogiéndomelo. Y cuando lo dejo suelto no paro de estirarlo con los dedos para que se ondule lo menos posible, algo casi inevitable cuando tienes el pelo ondulado. A veces casi lo consigo.
Me gusta cantar cuando nadie me oye. Con frecuencia imagino historias con personajes reales. Bueno, supongo que eso de una manera u otra lo hacemos todos un poco.
Recupero papeles arrugados e inservibles y escribo toda clase de tonterías en ellos.